La Dra. Sandra Castro Berna, académica de la Escuela de Pedagogía en Educación Parvularia, de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule, tiene una perspectiva muy interesante y significativa sobre la situación de los "niños y el movimiento":
Los niños suelen moverse siempre, no se caracterizan por mantenerse quietos por mucho tiempo. Y eso es bueno, porque es clave para su desarrollo general, el movimiento es de suma importancia para crecer saludables.
Por causa de errores y/o desconocimiento, el movimiento del niño se ha considerado como algo inconveniente o inadecuado, ha sido tristemente sancionado o criticado, otorgándole mayor importancia a la enseñanza pasiva del intelecto, y olvidando que el movimiento tiene conexión con la inteligencia.
Múltiples artículos, noticias, investigaciones, dan cuenta de la disminución de la población físicamente activa, y el aumento de actividades ociosas sedentarias, desde temprana edad. El sistema de educación formal no es suficiente para cubrir los requerimientos propios de movimiento saludable en las diferentes franjas etarias, y no se está pudiendo estimular en la práctica sistemática de movimiento desescolarizado. Actualmente, la población infanto juvenil físicamente activa, está contemplada dentro de propuestas deportivas, y muchas de ellas competitivas, lo que amerita otro tratamiento de estudio, pensando y cuestionando si es beneficioso, acorde o coherente con el desarrollo de los destinatarios.
Pensar en una alfabetización motriz como el abordaje del movimiento desde una perspectiva de la "persona como un todo", incluyendo su vinculación emocional, física y mental, desde temprana edad y "durante toda la vida", contemplando su relación con la actividad física desde cómo se comporta, piensa y participa.
Disfrutar del movimiento, tener confianza para moverse libremente, saber cómo moverse y por qué debemos movernos, siendo creativos y resolutivos al movernos, es parte de la alfabetización motora, que nos guía hacia un camino de autogestión del movimiento.
La alfabetización motriz debe contemplar a todos, respetando las diferentes singularidades, acompañando los procesos evolutivos, demandas de contexto, y siempre atendiendo y entendiendo a la relación del movimiento con la salud. Desde esta perspectiva, todos debemos adquirir nociones, procedimientos y actitudes hacia la práctica de actividad física, fundamentalmente orientada a la vida diaria y la salud.
Al igual que se pretende que los niños aprendan a leer y escribir (alfabetización), utilizar nuevas tecnologías (alfabetización digital), también deben aprender a utilizar su cuerpo y el movimiento en pro de conseguir mayor bienestar. Esta última alfabetización, la motriz, es la que acuñó Margaret Whitehead, investigadora y fundadora de la IPLA (International Physical Literacy Association).
Capacidad de motivación, confianza, competencia motriz, conocimiento y comprensión para valorar y asumir la responsabilidad en el compromiso con la actividad física a lo largo de la vida, es lo que contempla la alfabetización motora, según publicación de Pedro José Carrillo López, de la Conserjería de Educación del Gobierno de Canarias, España. La importancia de contextualizar la necesidad de ir de la alfabetización motriz a la autogestión del movimiento: que mejor que el sistema de escolarización, donde se garantiza que el niño ingresa a temprana edad y se le puede dar continuidad y seguimiento.
Frente a esta situación de hipokinesia, como especialistas del movimiento, ¿tenemos alguna responsabilidad?, ¿estamos haciendo algo?, ¿podemos hacer algo?... ¿se puede pensar en una Educación Física para toda la Vida?.
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