Desde Educación Física Escolar, y atendiendo a la realidad de un bajo porcentaje de población escolar físicamente activa, según datos suministrados por la OMS, y reconociendo el pasaje de los alumnos durante todo el proceso de educación formal, específicamente en nuestro espacio curricular, es que nos llevó a re-plantearnos acciones que colaboren en crear y mejorar el hábito por el ejercicio físico.
A partir de esta mirada, y tomando experiencias de años anteriores dónde se medían y evaluaban a nuestros estudiantes, pero con una significancia para nosotros como docentes, donde a partir de los registros obtenidos, nos permitía seleccionar contenidos y aprendizajes significativos, y producto de la pandemia "COVID-19", y con todas las alteraciones correspondientes a la virtualidad, y preocupados por continuar con esa mirada de seguimiento, es que diseñamos un proceso paulatino y progresivo de AUTOEVALUACIÓN por parte de los estudiantes, donde los docentes acompañábamos a nuestros alumnos a "aprender a aprender", fundamentalmente a partir de conocer, investigar y accionar desde la propia realidad.
La autoevaluación es un elemento clave en el proceso de evaluación. El poder "auto juzgarse" a partir de su singularidad, poder identificar logros, autogestionarse metas , situarse respecto a datos referenciales, determinar acciones en función de su propia realidad, para mejorar, conocerse, etc. También es de significancia, ya que desde una perspectiva de educar con, para y por la salud, los datos recolectados nos permite PREVENIR, FORMAR y ADAPTAR.