lunes, 22 de agosto de 2022

LA EVALUACIÓN EN EDUCACIÓN FÍSICA ESCOLAR Y SU VÍNCULO CON LA SALUD: Desafíos y Oportunidades.

Muchas veces, es nuestra vida cotidiana el punto de partida de todo lo que hacemos y sobre lo que reflexionamos. Si bien podemos reflexionar de manera individual o compartida, siempre es bueno que como producto de esa reflexión, se generen  acciones.

Hay aspectos con los que convivimos a diario que no vemos, o no los queremos ver, o los vemos y hacemos poco o nada, y es nuestra trayectoria como docentes, el día a día con estudiantes, que nuestra propia realidad nos debería obligar a verla, reaccionado, reflexionado y accionado.

Esa cotidianeidad demanda, según Jorge Larrosa Bondía, recuperar, restaurar, reinstaurar, repensar, llevándonos a recordar, reimaginar, reconstruir, rehacer, renovar, reformar, y es lo que estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo y para quién o quienes lo hacemos, que nos identifica en nuestra labor profesional.

Y es en nuestro encuentro cotidiano desde la educación física escolar, sin importar el nivel educativo en que nos desempeñemos, la realidad nos muestra que cada vez es más insuficiente el movimiento en nuestros estudiantes, que las ofertas de movimiento fuera del contexto escolar es general con fines deportivos competitivos, y que esa hipocinesia lleva afectar notoriamente a la salud, mucho más en la franja etaria en cuestión, que están en una continua modificación y adaptación propia del crecimiento. Partir de una alternativa de “como nos responsabilizamos” como Profesores en Educación Física, la preparación de nuestras planificaciones, las clases, los elementos que utilizamos, etc., conlleva a optimizar nuestra función docente y resignificar nuestra práctica profesional.

El desafío de rever las estrategias y soportes fundamentales, desde la disponibilidad de nuestro espacio curricular, para el abordaje de la salud como medio y fin desde nuestra Educación Física, investigando nuestra propia práctica para darle nuevo sentido, es un camino hacia esta escuela actual, y proyectando una Educación Física para toda la vida.

Entender y atender que un proceso de trayectoria de trece años de la educación formal, desde nivel inicial hasta culminar la educación secundaria, cada estudiante tuvo presente a la educación física, año tras año, y que gran porcentaje culminan ese ciclo de formación sin haber adquirido, o por lo menos haber vivenciado, el movimiento como hábito de salud: como profes en educación física ¿tenemos cierta responsabilidad?, ¿hacemos lo suficiente?, ¿se adecúa lo que hacemos a la realidad de nuestros estudiantes?, si el movimiento como hábito saludable no lo aborda el profesional de educación física, ¿quién entonces?, ¿qué hacer?, ¿continuar lo que se estaba haciendo, se venía desarrollando?, ¿abandonarlo, modificarlo, reutilizarlo?.

Siento que el punto de partida está en “compartir”. Compartir con colegas, intercambiando ideas, conocimientos, experiencias, proyectos, propuestas, errores y aciertos, y es en este camino que descubrimos como grupo de trabajo que la “evaluación de la condición física y salud” podía ser una alternativa para que cada estudiante se auto descubra, se conozca y reconozca, de poderlos acompañar progresivamente a descubrir y adoptar al movimiento como un hábito saludable.

Para esto, pensando en ese proceso de educación y trayectoria escolar formal de trece años, es fundamental considerar a la alfabetización motriz desde el nivel inicial, acompañando al proceso de crecimiento y desarrollo, con los contenidos y aprendizajes propuestos curricularmente, y que mejor se adapten a la realidad de nuestros estudiantes, y teniendo como horizonte, hacia la finalización de la educación de nivel secundario, la “autogestión del movimiento”, con conocimientos básicos para poder autodeterminarse que hacer, o poder elegir qué, cómo y para qué realizar ejercicio físico, con el propósito de una etapa adulta con plenitud de movimiento.

Evaluar a través de mediciones, testeo, acompañando a nuestros estudiantes a “aprender a aprender”, llevándolos progresivamente a la autoevaluación, colaborando y cooperando con el otro, utilizando la información recolectada como generadora de acciones y no quedando sólo en datos cuantificables, fundamentalmente pudiendo seleccionar contenidos y aprendizajes significativos y prioritarios, plasmándolos en planificaciones reales y funcionales, y no en el proceso de cumplimiento administrativo, con la necesidad de retomar el oficio de enseñar, y aquí rescato las palabras de Estanislao Antelo: Enseñar no es un arte menor. Exige un trabajo permanente de apropiación de las herencias, una consulta incesante de archivos y memorias, y una posición que se resume en un NO ceder: NO CEDER EN LA ENSEÑANZA.

En ese no ceder, está el ampliar la mirada, recurriendo a esa mirada abarcadora de contenidos, saberes, capacidades; esa mirada que distingue las particularidades y diversidad de nuestros estudiantes, con sus historiales, trayectorias, sus características; esa mirada que se toma el tiempo de reconsiderar los “tiempos” de enseñanza y aprendizaje, entendiendo que no todos los estudiantes aprenden al mismo tiempo y de la misma manera; y fundamentalmente esa mirada audaz de perder el miedo a lo nuevo, diferente, a lo creativo, recuperar la curiosidad, audacia en compartir.

Variables como peso y talla, niveles de flexibilidad, coordinación, capacidad de  salto, etc., pueden ser disparadores para conocerse, motivar el cambio y la mejora, verificar progresos, identificar factores de riesgo, promover la salud desde la educación física, integrar conocimientos con otros espacios curriculares como la matemática, biología, física, etc.

Azeredo Ríos sostiene, que a toda situación de crisis hay que tomarla como momento fértil de reflexión y de reorientación de las prácticas, y es en esta perspectiva de autoevaluación, de acompañamiento y seguimiento de nuestros estudiantes, que se involucra el sentir del Oficio de Enseñar desde el compromiso con nuestros estudiantes, con el enseñar, con nuestra escuela y especialmente con nuestra profesión; el vínculo con el otro y los otros; y fundamentalmente la confianza en nosotros mismos para abordar con audacia esta situación, pero especialmente la confianza en nuestros estudiantes, confianza en que pueden aprender.

Es un momento de dar más actividades para “ser” que para “hacer”, aprovechando cada oportunidad para auto desafiarnos a ser capaces, eso va a seducir a nuestros estudiantes para que también lo sean. Demos lugar a manifestar las emociones, de sentirlas, identificarlas, abordarlas. Y en este desafío de evaluar y acompañar a la autoevaluación desde la Educación Física y para la Salud, nos pueden surgir interrogantes como: ¿cómo responden mis estudiantes?, ¿comprenden la finalidad de auto evaluarse?, ¿colaboran, participan, son autónomos?, ¿qué medición les cuesta más?, ¿por qué será?, ¿qué visión general del grupo tengo?, ¿hay algún estudiante en particular que me llame la atención?, ¿los contenidos y aprendizajes seleccionados, son acordes a la situación de mis estudiantes?, ¿qué actividades, en función de los contenidos y aprendizajes planificados, pueden beneficiar al grupo?...

Activar el pensamiento y discurrir sobre diferentes asuntos que se presentan, utilizando a la pregunta como eje medular, nos lleva a despertar el interés de nuestros estudiantes hacia una auto percepción que generen intereses y acciones futuras. Así cómo nos auto preguntamos, podemos hacerlo con nuestros estudiantes: ¿se entienden las consignas?, ¿qué les pareció simple de realizar?, ¿cuál les costó más?, ¿algo no lo pudieron hacer? (o no quisieron hacer), ¿por qué?, ¿qué piensan que podemos mejorar?, ¿cómo podemos mejorar?, cuando se midieron ¿hubo algo que les llamara la atención?, ¿cómo consideran que están?, ¿es importante conocer cómo estamos?, ¿para qué creen que me puede servir conocerme desde esta manera?, ¿qué podemos hacer con todas estas mediciones?...

En esta hipocinesia, falta o insuficiente hábito por el movimiento, desconocimiento de aspectos relevantes preventivos de la salud, ¿el docente de Educación Física es parte del problema o de la solución?. Decididamente, el Profe de Educación Física es parte de la solución, y atender y entender la evaluación en la Educación Física en relación a la salud, puede ser una alternativa de modificación positiva sobre la actualidad del sedentarismo en nuestros estudiantes.

Prof. Lic. Alejandro Bianco

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